Teresa Garrido, que fué la primera en cantar tonadillas propiamente tales.
Rosalía Guerra, especial en los gestos burlescos.
María de Guzmán, conocida por Guzmana la Buena, que caracterizó como ninguna los papeles de labriega zafia.
María de Lachica (La Granadina), imitadora de todas sus contemporáneas.
Mariana Alcázar, maja neta.
Juana Garro, sin rival en las gitanas, como Joaquina Moro en las viejas.
Polonia Rachel, sevillana de gracia inagotable.
Mariana Raboso, de escandalosas costumbres y autora de la desgarrada y popular letrilla que copio con breves, pero imprescindibles correcciones(1):
« Una vieja en la cazuela
tan grande suspiro dio
que apagó las candilejas
y mató al apuntador ».
Mariana Pulpillo, de tan distinguida familia como Vicenta Ronquillo, tañedora aplaudida ésta de salterio, y ambas perseguidas por sus parientes, deseosos de arrancarlas de su profesión.
María Antonia Fernández (La Caramba), hermosa granadina, avasalladora de públicos por su desgaire y sus extravagancias ; ella adoptó el gran lazo a la cabeza que lleva su mote, largo tiempo en moda; criatura de alegre vida, muerta en la flor de sus años en el más ascético recogimiento a que la condujo un sermón que oyó en tormentosa tarde a un elocuente fraile en el Convento de Capuchinos del Prado
La hija de María Ladvenant (2), Silveria Rivas, fallecida apenas llegada a la pubertad.
Antonia Navarrete, que debió ser más admirada que oída, a juzgar por la abundancia de los que elogian su hermosura y callan su mérito artístico.
Josefa Pérez, muy inteligente en solfas.
Catalina Tordesillas, cuya escuela de canto hacía olvidar las intemperancias de su insoportable carácter.
Y por no prolongar más esta relación, Rosa Hugalde, a quien dio repentina fama una tonadilla satírica que realmente ofrece interés de época:
« Es un monte la corte tan espacioso,
que en él hallarse suelen de todos monstruos.Hay raposas con nombre de chuscas,
lobos hay con nombre de cortejos,
fieras hay con nombre de maridos,
y hay con nombres de abates, mil cuervos.
Además de éstos hay muchos asnos
con el nombre de hombres muy sabios».
(1) Como sabéis, "la cazuela" era la parte reservada a las mujeres en los Corrales de Comedias y, sospecho que los suspiros no eran tales sinó otra clase de expansiones corporales.
(2) María Ladvenant merece capítulo aparte.
(Apuntes para la historia de la tonadilla y de las tonadilleras de antaño - Fernando Periquet)
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