La muchacha regresará, desengañada, al pueblo donde morirá. Su padre, que era enterrador, ha de dar sepultura a su hija, mientras el ahijado recordará siempre a su desventurado amor. Este último papel lo interpretó Angelillo, que cantaba la popularísima milonga que daba título a la película.
Muchos espectadores de entonces se emocionaban con tan sencilla como elemental y lacrimógena historia. Lo cierto es que estaba magníficamente realizada; no en vano, de su producción se encargó Luis Buñuel, quien determinó, a mitad de rodaje, que el director elegido, Nemesio Sobrevilla no era el adecuado, sustituyéndolo por el entonces novel José Luis Sáenz de Heredia, que concluyó el filme, en el que tuvo una destacada intervención la extraordinaria «bailaora» Carmen Amaya.
Para Angelillo, La hija de Juan Simón le supuso su consagración definitiva como ídolo popular.
La hija de Juan Simón | LETRA | MÚSICA |
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