El nombre artístico provenía tanto de su belleza como del personaje de Cervantes, y se lo había dado un amigo suizo. Debutó con quince años en el Teatro Infanta Isabel, que por entonces todavía se llamaba Petit-Palais. Descubierta por Quinito Valverde se convirtió en su amante. Valverde compuso para ella canciones picantes y la llevó a París. En la época, el mundo de las variedades estaban muy próximas a la prostitución de lujo y Preciosilla no hizo ascos al dinero que le proporcionaban sus escarceos eróticos. Tampoco le importaba cantar las letras más picantes con salero y poca ropa.
De vuelta a Madrid, aprendió canto con Larruga, pero nunca llegó a ser una gran cantante. Su arte consistía más bien en su belleza, su desparpajo y su baile, que fueron suficientes para darle el éxito necesario. Seguía actuando en la década de 1930, superando el cambio de los gustos que se había producido.
Tras su muerte, el 12 de noviembre de 1952, su hermana, Mercedes, viuda, que también había sido cupletista con el nombre de Mussetta, heredó más de cinco millones de pesetas. Mercedes, que construyó un mausoleo para su hermana, murió el 19 de diciembre de 1963, dejando el dinero de ambas a fundaciones piadosas.
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