Esta tiple valenciana fue contratada por el empresario José Campúa para actuar en el Romea en los años veinte.
Francisco Alonso la encumbró, junto a Celia, al éxito en la revista proporcionándole algunas obras de notable calidad. Joven, guapa, simpática y con una arrolladora personalidad, su popularidad se vio acrecentada al interpretar el pasatiempo cómico-lírico de Muñoz Román y González del Castillo con música del maestro Alonso, Mujeres de fuego (1935), donde interpretaba como nadie y, junto a Margarita Carvajal el celebérrimo pasodoble “Carmen, la cigarrera”, dotándolo de vida y una fuerza que pocas vedettes han conseguido igualar.
Destaca, así mismo, su intervención en otras producciones frívolas como ¡Que se mueran las feas! (1929) o Las mujeres bonitas (1933), entre otras.
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