Se llamaba en realidad Antonio Peláez Tortosa y nació en Jaén en 1923. Era hijo de un Magistrado de la Audiencia y desoyó los consejos familiares, marchándose a Madrid, donde obtuvo un primer trabajo de bailarín en la compañía de Celia Gámez. Con ella estrenó, en 1941, la comedia musical Yola, enrolado en su cuerpo de baile. Luego se trasladó a Barcelona, presentándose en locales del Paralelo.
Actuó mucho en las compañías que montaba el empresario Joaquín Gasa, con artistas consagrados de las variedades y el music-hall, como Alady, Mary Santpere y Carmen de Lirio.
Antonio Amaya fue un cancionero lleno de personalidad, con desparpajo ante el público, luciendo siempre atrevidas chaquetillas de lentejuelas y blusas de lunares.
Cantaba Las cositas del querer, La Reina Juana, El carambó, La bien pagá, El pescaero y su título más emblemático: Doce cascabeles.
Su última gran creación fue Mi vida privada.
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